domingo, 25 de octubre de 2015

Poemas de Bécquer




A)

No digáis que, agotado su tesoro, 
de asuntos falta, enmudeció la lira; 
podrá no haber poetas; pero siempre 
habrá poesía. 

Mientras las ondas de la luz al beso 
palpiten encendidas, 
mientras el sol las desgarradas nubes 
de fuego y oro vista, 
mientras el aire en su regazo lleve 
perfumes y armonías, 
mientras haya en el mundo primavera, 
¡habrá poesía! 

Mientras la ciencia a descubrir no alcance 
las fuentes de la vida, 
y en el mar o en el cielo haya un abismo 
que al cálculo resista, 
mientras la humanidad siempre avanzando 
no sepa a dó camina, 
mientras haya un misterio para el hombre, 
¡habrá poesía! 

Mientras se sienta que se ríe el alma, 
sin que los labios rían; 
mientras se llore, sin que el llanto acuda 
a nublar la pupila; 
mientras el corazón y la cabeza 
batallando prosigan, 
mientras haya esperanzas y recuerdos, 
¡habrá poesía! 

Mientras haya unos ojos que reflejen 
los ojos que los miran, 
mientras responda el labio suspirando 
al labio que suspira, 
mientras sentirse puedan en un beso 
dos almas confundidas, 
mientras exista una mujer hermosa, 
¡habrá poesía!

B)
Cuando miro el azul horizonte 
perderse a lo lejos, 
al través de una gasa de polvo 
dorado e inquieto, 
me parece posible arrancarme 
del mísero suelo 
y flotar con la niebla dorada 
en átomos leves 
cual ella deshecho. 

Cuando miro de noche en el fondo 
oscuro del cielo 
las estrellas temblar como ardientes 
pupilas de fuego, 
me parece posible a do brillan 
subir en un vuelo 
y anegarme en su luz, y con ellas 
en lumbre encendido 
fundirme en un beso. 

En el mar de la duda en que bogo 
ni aun sé lo que creo; 
sin embargo estas ansias me dicen 
que yo llevo algo 
divino aquí dentro.

C)
Llegó la noche, y no encontré un asilo,
¡y tuve sed!... mis lágrimas bebí,
¡y tuve hambre! ¡Los hinchados ojos
cerré para morir!
¿Estaba en un desierto? Aunque a mi oído
de las turbas llegaba el ronco hervir,
yo era huérfano y pobre... ¡El mundo estaba
desierto... para mí!


D)
Hoy como ayer, mañana como hoy, 
¡y siempre igual! 
un cielo gris, un horizonte eterno, 
¡y andar... andar! 

Moviéndose a compás, como una estúpida 
máquina, el corazón; 
la torpe inteligencia, del cerebro 
dormía en un rincón. 

El alma, que ambiciona un paraíso, 
buscándolo sin fe; 
fatiga, sin objeto, ola que rueda 
ignorando por qué. 

Voz que incesante con el mismo tono 
canta el mismo cantar; 
gota de agua monótona que cae, 
y cae sin cesar. 

Así van deslizándose los días 
unos de otros en pos, 
hoy lo mismo que ayer... y todos ellos 
sin goce ni dolor. 

¡Ay! a veces me acuerdo suspirando 
del antiguo sufrir... 
Amargo es el dolor; pero siquiera 
¡padecer es vivir!



E)

Te vi un punto y, flotando ante mis ojos, 
la imagen de tus ojos se quedó, 
como la mancha oscura orlada en fuego 
que flota y ciega si se mira al sol. 

Adondequiera que la vista clavo, 
torno a ver las pupilas llamear; 
mas no te encuentro a ti, que es tu mirada, 
unos ojos, los tuyos, nada más. 

De mi alcoba en el ángulo los miro 
desasidos fantásticos lucir; 
cuando duermo los siento que se ciernen, 
de par en par abiertos sobre mí. 

Yo sé que hay fuegos fatuos que en la noche 
llevan al caminante a perecer; 
yo me siento arrastrado por tus ojos, 
pero adónde me arrastran, no lo sé.



martes, 20 de octubre de 2015

Criterios de corrección del bloque de Literatura (PAU)



El bloque 3 comprende preguntas relativas a cuestiones de literatura (pregunta 5a) y a las obras que el estudiante ha leído (pregunta 5b).

En su respuesta se valorarán los conocimientos del estudiante, tanto los derivados de su estudio de la historia de la literatura como los que pueda haber adquirido mediante sus lecturas. En la pregunta 5a, el estudiante habrá de demostrar sus conocimientos acerca de las tendencias literarias del movimiento o época por los que se pregunta y deberá, asimismo, hacer referencia a los autores y obras más relevantes. Es preciso que haga una exposición de conjunto donde demuestre un conocimiento global del movimiento literario en cuestión y de la significación de los autores y de sus obras, más allá de un mero catálogo de estos. La puntuación máxima de esta pregunta es de 2 puntos.

En cuanto a la pregunta 5b, el estudiante debe mostrar su conocimiento de la obra leída, relacionarla con el movimiento o tendencia literarios a los que pertenece y destacar su importancia en el contexto histórico y cultural en el que se asienta. Su puntuación máxima será de 1 punto.


VALORACIÓN CRÍTICA DE EL SÍ DE LAS NIÑAS
(Extraido de: http://ies.antoniogala.mostoles.educa.madrid.org/Dep_Leng_Lit/LITERATURA/Elsidelasninas.pdf)

El sí de las niñas es la más popular de las cinco comedias que escribió Leandro Femández de Moratin, autor también de poesía y de prosa no teatral. La obra, estrenada en 1806, se mantuvo veintiséis días en cartel, lo que constituye un éxito para la época. Como veremos, se trata del máximo exponente del teatro neoclásico español del siglo XVIII. El tema básico es la boda de conveniencia entre doña Francisca, de 16 años, y don Diego, señor acomodado de 59. La muchacha está enamorada, en realidad, de don Carlos, "casualmente" sobrino de don Diego, pero está dispuesta a aceptar el matrimonio por obediencia a su madre, la interesada doña Irene. Lo llamativo es que a don Diego le preocupan realmente los sentimientos de doña Francisca (o Paquita) y, al enterarse de la verdad, da su bendición al matrimonio de ambos. He aquí el ejemplo que, con el afán didáctico propio de la literatura ilustrada, nos quiere transmitir el autor: don Diego, que en cierto modo representa al propio Moratín, actúa guiado por la prudencia y la sensatez, sin dejarse llevar por la ira ni por la pasión, como hubiera hecho un personaje de teatro barroco en su misma situación. Utiliza el diálogo como medio de resolución de conflictos, y es él mismo quien, en sus reflexiones finales, transmite la tesis de la obra: la culpa de esta situación es de la educación que reciben las niñas, que enseña a disimular y a acatar sumisamente la autoridad de sus madres. Así pues, comprobamos el propósito crítico y reformista característico del teatro neoclásico: no sólo se censura una costumbre social extendida en aquella época, como es la de los matrimonios desiguales, sino también la educación femenina. En ese sentido, estamos ante una obra avanzada y comprometida con su época, y en cierto modo "feminista" por adelantado. Sin embargo, el desenlace no es tan valiente como pudiera parecer: es cierto que se frustra el proyectado matrimonio, pero el nuevo, entre Paquita y don Carlos, salvaguarda los intereses de todos: el económico de doña Irene, pues, al fin y al cabo, su hija acabará heredando la fortuna del tío y tutor de don Carlos, y el del propio don Diego, que se asegura compañía para su vejez, aunque vea decepcionadas sus aspiraciones amorosas. Más valiente hubiera sido una reacción decidida y sincera de Paquita en contra del matrimonio, o una boda con alguien ajeno a don Diego. Hay que tener en cuenta, también, que los cánones de la comedia imponen un final feliz. En todo caso, hay que situarse en la época para valorar el carácter avanzado de la obra; prueba de ello son los problemas que tuvo con la Inquisición (acusada de burlarse de la educación religiosa). El mero hecho de tratar problemas familiares y cotidianos en un ambiente y con un lenguaje de clase media ya suponía una ruptura con el tipo de teatro posbarroco popular en aquella época, basado en efectos especiales y lances inverosímiles, y generalmente en verso.

En el aspecto técnico, la obra cumple con los preceptos neoc1ásicos sin que resulte forzado, de una manera fluida y natural. La unidad de lugar (posada de Alcalá de Henares) permite desenredar la trama (basada, eso sí, en la coincidencia un tanto forzada de todos los personajes en el mismo sitio); la unidad de tiempo(diez horas desde un atardecer al amanecer del día siguiente, donde la llegada simbólica de la luz del día trae consigo la claridad de la razón y el desenlace armonioso) no impide que, gracias a los diálogos, conozcamos los antecedentes de la situación, y la unidad de acción mantiene en el espectador cierta intriga y suspense, con momentos climáticos al final del primer y segundo actos. Con frecuencia el suspense proviene del hecho de que el espectador sabe más cosas que algunos de los personajes.

Moratín se rige por el principio de economía dramática: nada de elementos superfluos ni de excesos: pocos monólogos y apartes, pocos personajes, lenguaje moderado y coloquial familiar; todo ello para conseguir la verosimilitud, tan apreciada por los neoc1ásicos. Todos los elementos cumplen su función dramática: la ventana (entrevista final), la jaula del tordo (al golpeada Simón, se precipita el desenlace)...

Los personajes, y las relaciones entre ellos, están bien perfilados, resultan creíbles y dotados de humanidad: Paquita no es tan inocente e infantil como cree su madre, que anula la personalidad de su hija con su actitud un tanto chantajista, interesada y en exceso autoritaria, ridiculizada por su histerismo y sus ansias de gloria (siempre hablando de sus matrimonios y de sus distinguidos parientes). Don Carlos también respeta la autoridad de su tío y tutor, don Diego, que lo trata con paternalismo, pero su relación es más sincera y franca. Sorprenden un poco los términos en que dialogan, al quedarse a solas, los dos enamorados, ya que, aunque cariñosos, resultan un tanto formales y no denotan un gran apasionamiento. En cuanto a los criados, desempeñan un papel más secundario que en el teatro barroco, pero tienen su importancia en la trama, avisando y ayudando a sus señores, sobre todo Rita, que le sirve de confidente a Paquita. Entre ella y Calamocha se intercambian diálogos picantes, en un registro lingüístico más popular.

En definitiva, se trata de una obra interesante, no sólo como ejemplo de un modo de concebir el teatro (basado en su verosimilitud y su función social), sino por el desarrollo de su trama, lo convincente de los personajes, la cercanía del lenguaje e incluso, salvando las distancias, por su vigencia actual, ya que aborda temas como las relaciones padres- hijos, el autoritarismo en la educación, las diferencias en la educación de niños y niñas o, incluso, el matrimonio por conveniencia, que todavía pueden ser objeto de debate hoy en día

lunes, 19 de octubre de 2015

Escribir un texto argumentativo. Aproximaciones.




Uso de la lengua: cómo se redacta un texto argumentativo. (...)


Algunos “trucos” para redactar un texto argumentativo son los siguientes:

-Comienza presentando el tema del que vas a hablar. Incluso puedes considerar por qué ese tema me-rece nuestra atención y la del receptor.

- Empezar exponiendo la tesis (recordemos lo que es la tesis: es la opinión general sobre la que vamos a debatir.) Por ello, debemos expresar una idea general (nunca particular). Recuerda que también es po-sible que la tesis aparezca al final del texto (tendrá una estructura inductiva).

-Exponer varios puntos de vista, en varios párrafos; esto quiere decir, que plantearemos ideas contra-puestas. Al menos, debe haber dos ideas contrapuestas, en un párrafo cada una. Esto no quiere decir que solamente vayamos a utilizar dos marcadores textuales. Recuerda que una misma idea puede ex-presarse utilizando varias frases. Puedes poner ejemplos, aludir al argumento de autoridad… Puedes escribir un borrador donde separes en dos columnas los argumentos a favor y en contra de tu tesis.

-Para exponer estos puntos de vista conviene que tengas como modelo una determinada estructura. Los marcadores textuales que has estudiado, te permitirán abordar esta tarea. Te ofrecemos varias posibilidades:

Modelo I                                   Modelo II                           Modelo III                          Modelo IV
 Unos consideran…;                Por un lado…,             En primer lugar…         Primeramente…
 sin embargo, otros...                  aunque por otro…           En segundo lugar...       También…
 Bien es verdad que…,            Además…                     Por último...                 Por el contrario..
 pero no podemos olvidar que... Conviene subrayar...                                             En conclusión…


También podemos utilizar otros marcadores textuales.
Si queremos dar continuidad al texto, progresando en la información que planteamos, utiliza-remos: a continuación, seguidamente, así pues…
Otro ejemplo: Si queremos contraponer ideas, utilizaremos: no obstante, sin embargo, por el contra-rio, en cambio, ahora bien…


(Adaptación a partir de Lengua y Literatura. 2º de Bachillerato, La Marea Verde)